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lunes, 30 de agosto de 2010

Es tiempo de hacer maletas y decir adios a algunas cosas. Tanto como es tiempo de bienvenidas, abrazos y ¿cómo te ha ido?. Es el tiempo de volver, a todo: al trabajo, a las colecciones de Planeta de Agostini, a "este año me apunto a Inglés y a la piscina. Hasta tiempo de planificar los próximos libros para leer y los encuentros con amigos que hace tanto no vemos. Es el tiempo de planificar viajes futuros que nunca hicimos - y quizá nunca hagamos -. Es, en fin, Septiembre. El mes mágico por excelencia.

Este es el mes de la Luna de Marte, como Agosto lo fue de la Luna de Venus (maldito quien no encontró el amor en Agosto). Es el mes de la lucha, de la victoria o la derrota: así nos vaya. El de cortarse - por fin - el pelo y escuchar buen jazz en la terraza de casa, si pudiera ser acompañado de buenos amigos.

¿Quien dijo que nos habíamos ido?. ¿Cómo irse a ningún sitio si es ahora cuando empieza lo bueno?. Quedaron pendientes tantas cosas que puede que no se sepa por donde empezar. Pero tranquilos... el tiempo tiene respuesta para todo y, si algo nos sobra, es tiempo.

Dejo este poema, muy en consonancia, salvando las distancias de calidad, con la última entrada de Solateras.. Estaba en mi escritorio hace ya algún tiempo, esperando su pistoletazo de salida. Ahi va: sed benévolos con él. La culpa de sus errores es solo mía. Sus versos le son una carga pesada según se mire, puesto que me sirvieron de alivio para la añoranza. Alguien debe cargar con las culpas que se vomitan.

Por lo demás, aqui estoy, aqui estamos mis palabras, mis músicas y mis fotos (puesta de sol en la Azohía, regresando de bucear, un día cualquiera de finales de Agosto).



Nos enseñaron
a morir de libertad
con un puñal entre las alas.

Luego
aprendimos practicando suicidios
con el sexo en el papel estelar,
y la conciencia de telón de fondo.

Seguimos estudiando con ahínco
la estructura de rejas más robustas
que aislasen nuestra casa de ladrones.
Un amuleto para el éxito
y la mejor sonrisa del mercado.

Llegamos a saber, puede que tarde,
que una cosa es jugar con los amigos,
morirse de la risa.
Pero otra es sucumbir a la nostalgia,
cuando todos los trenes se han marchado,
cuando el timbre no suena
y todos han cambiado de teléfono.

Vivir…
...................esa era otra aventura.