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jueves, 12 de junio de 2008

EN ESTOS DIAS

No me acuerdo de horas ni fechas. Solo conservo la memoria de la piel y la impresión que el espacio me deja. El frío o la humedad, el beneficio de las tardes con sol y la claridad de la luz por la mañana temprano. Me acuerdo de las cosas y también de las personas, pero no recuerdo cada nombre.

En los pocos momentos de paz me alejaba de las palabras y me sumía en un duermevela desganado, dejándome llevar a ese otro país soñado tantas veces, donde la caricia se hace carne y los labios, cuando besan, no buscan acuerdos previos ni demoran el contacto en espera de un olvido que, a veces, no llega.

Había venido a este encuentro marino con el escozor que ciertas puertas cerradas me habían dejado días atrás. Venía más con ansia de encuentro que con temores de distancia. Y con esos ojos miraba la pinada y un triángulo azul de Mediterráneo que asomaba entre los cerros.

La última madrugada, envuelto en un abrazo, recordé las palabras de la bruja: “ya lo he hecho”. Y cerré los ojos para seguir esperando mientras sentía cómo la nada me sumía plácidamente en el sueño.




La noche se abre con espadas
De hielo y tiempo.

Camina hacia los escalones
Y siega los siglos de la ignorancia
Desvelando tu engaño.

Luego se retira despacio
Y cierra las puertas dormidas
Como los párpados del mundo.

Todo es espera
En el día de la resurrección

1 comentario:

Anónimo dijo...

El agua me hizo fria,sus rizos no supieron enredarse con los mios,temian la gelidez y evitaron
los cantos de una sirena enamorada.
Pobre humano,jugando a pececitos de colores,el mar de tu sangre,se volvió pecera redonda,los limites se cortaron y tu sangre se volvió tan fria como la mia..y sigues dando vueltas,para no oir mi canto..