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viernes, 31 de julio de 2009

Despues de la Resurrección

A Elena... Y a Santiago



Cae la lluvia y tú. Caes desnuda.
Esperas en la estación, en tu banco,
miras el horizonte
con ojos heridos, dulces, ausentes.

Inmóvil
como el día,
labras la tierra: surco de promesas.

Tu mano, sirena oscura, esparce
el futuro alimento en mi barbecho
y el recuerdo asomado a mi nostalgia.



miércoles, 29 de julio de 2009

Dejame esta noche


No es un capricho
que olvides lo importante:
Solo fatiga


martes, 28 de julio de 2009

Es tu luz



El sol está saliendo por lugares atípicos.

Es tu luz, dices.
Y el rostro del sol enrojece,
y explora nuevos sitios en tu cuerpo
para asomarse al mundo.

Últimamente brilla entre tus senos
y, algunos días,
se cuela entre los dientes, como cuando sonríes.

Como cuando las noches dibujaban tus ojos.


lunes, 27 de julio de 2009

El Desierto

Para Santiago Solano,
porque cada paso que apoye su proyecto es una vocación.

Porque creo que la voz Universal de las letras no tiene dueño.
Porque, como cantaba Mª del mar Bonet...
"Si tu tocas y yo canto
quiere decir que nos entendemos,
Y todo el camino que hagamos
será para ir hacia delante"



El desierto es un bosque
que ha iniciado la flexión de sus ramas.

Duda y avance,
el desierto muestra sus sueños,
y es el caballo azul que cuelga en lo alto.

Pero dentro, el alacrán ha mutado,
se esconde bajo formas húmedas de serpientes.

El humano animal llora tendido
sobre el verde vertical del castaño,
mientras tensa el alma del arco.
Y la flecha que apunta a la paloma,
siente la quietud y la muerte.

Nota que falta el sustento del aire
bajo el ala herida del águila.

El mármol de una ninfa cobra vida
al fondo del jardín.
Se muestra la cara cruel de los Dioses
vencida por la calma.

Es la paz del desierto: la belleza de un sueño.



jueves, 23 de julio de 2009

¿Gallinas ciegas?


Dame solo lo esencial de tu llanto.

Hoy
la mueca burlona del desprecio.

Mañana no jugarán las gallinas
Ni habrá corro de ciegos que te salve.


miércoles, 15 de julio de 2009

El Callejón de la esperanza perdida


















Llegaron los hombres de azul
y pusieron farolas
en aquel callejón lleno de besos
y de sexo renovado cada día.

Después

adoquines y aceras anunciaron
la próxima apertura
de nuevos locales de ambiente.

Enviudaron los hijos de las sombras
cuando otros,
más grises e interinos,
descubrieron un cartel que rezaba:
“Callejón de la esperanza perdida”.

Quedó inaugurada la calle,
huérfano el barrio,
y Pedro, el del bar del alcohol por litros,
vive ahora jubilado en su caseta,
sin vistas al futuro,
sin pensión,
soñando que un mal viento que no llega
arranque los carteles y las placas,
devuelva el callejón para los besos
y el bar para los litros y las penas.


lunes, 13 de julio de 2009

Dónde para la luna fría

Porque si. Porque me ha apetecido poner esto esta noche, ya que el ordenador me ha dado la alegría de funcionar.

¿Dónde para la luna fría
tus ansias?.
Me estrello en tu piel de mármol cada noche,
en la tarea de varar mi cuerpo en la arena,
como el suicidio absurdo de los peces.

¿Dónde estás, niña de arena y algas, en creciente?
¿Dónde estás en la noche que me quema?

Viajo a lomos de la cólera para rozar tu piel
Y te escapas como los sueños al despertar.
¿dónde estas niña del celo enamorado?.

Ni lo salvaje de mi ser se te acerca.

Tarde despiertas a la rosa!:
Murió ayer, pisada,
Una vez más.

Como un intruso penetro
en el universo vedado de tu amor.
Me siento inseguro en él.
Camino un trecho sin besarte y al final
claudico a tu sonrisa.

Mátame en el amor y vete al rincón de tu absurdo,
Es neutro,
Como la decisión de amarme.

Solo se correr en esta noche
Tras el rastro de los besos gastados.

¿Y quien temió al abismo?.
La copa de vino se derrama.
La mirada se fija y caen gotas de cera
Sobre la piel desnuda
Que espera una caricia.

Ven, esta noche, que no hay otra en donde saciar la sed.

Ven, dame tu jugo, que la arena me traga hasta ahogarme.

Me quema el canto suave de tus curvas amadas.
Ven!, comeré tu savia elemental.
Quiero ser pluma, cincel,
Sobre la piel de la que no desisto.
El príncipe de mármol en la sentina de tu despecho.
¿Cómo haría la verdad sino a golpes de tu ausencia?

Otra noche que no es la noche de la sangre,
no existe.

Como el pensamiento vano,
como la guerra perdida del cobarde.

Las noches son la savia del Universo,
Crecen en una copa de vino rubio y frío,
ascienden como cerezas en el tinto embriagador.
Mueren
Dulces en la cuna del licor blanco que nos habla,
por fin,
Del Universo entero.

Nadie vio la luna de los perezosos,
De los tristes, de los serios.
Ha muerto por falta de auditorio.


jueves, 9 de julio de 2009

Mezclas Ternarias


Estudio mi cuerpo,
su cambio en el azul ingrávido

Considero las causas

que convierten treinta y cinco en veintiseis,
dan aire a mis pulmones
y cuidan mi cerebro,
haciendo que mis ojos vean sin mentir.

Asfixiado, olvidándome la ciencia,
me queda la intuición para salvarme.

Y juego con lo absurdo de esos sueños
de besos y humedades sin futuro.

martes, 7 de julio de 2009

La Dama

(Todo mal se devuelve)



La Dama llega al rincón designado.
Recorre serena la estancia
en busca de nombres perdidos.

Huele a cenizas de carne quemada.
Espera.

Llegado el momento aprieta los dientes.
No quiere saber
quien le ajustó la carga ni cual fue su motivo.

La toma
y deja el silencio en su hueco.

no juzga la Dama el exceso, ni llora
cuando una mano la aferra y pregunta:
¿Por qué tres,

y no cuatro?


lunes, 6 de julio de 2009

El secreto de la mirada


Tuve entre mis manos, por un instante, la esfera de la vida, llena de luz.

No era tan sorprendente como la había pensado. Solo era eso: una esfera de luz. Me asombró el cambio profundo de mi ser ante esa visión,
aceptarla como núcleo vivo, entenderla a pesar de todo.

Y ví en ella a cada uno de nosotros con sus filamentos sólidos, elásticos, imaginarios
lanzándose al vacío de la razón que de nada nos valía en este trance.

Cuando la costumbre es contemplar movimientos y formas conocidos duele saltar al otro lado, ponerse a comprender como se siente
sin oír
sin hablar
sin ver

Luego, sentados en la arena, te enseñé el secreto de la mirada, aquello de ver si ojos.