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lunes, 22 de diciembre de 2008




(He tenido la suerte hoy de encontrar en un Blog (calderillawena.blogspot.com/) este texto. Me parece suficientemente rico como para compartirlo con quien quiera leerlo. Viene a cuento de otras cosas que he leído este Domingo, entre las que se encuentra enterarme de qué va la cultura "emo". Creo que aún tengo capacidad de asombrarme ante los contrastes).

En el año 1854 el jefe indio Noah Sealth respondió de una forma muy especial a la propuesta del presidente Franklin Pierce para crear una reserva india y acabar con los enfrentamientos entre indios y blancos. Suponía el despojo de las tierras indias. En el año 1855 se firmó el tratado de Point Elliot, con el que se consumaba el despojo de las tierras a los nativos indios. Noah Sealth, con su respuesta al presidente, creó el primer manifiesto en defensa del medio ambiente y la naturaleza que ha perdurado en el tiempo. El jefe indio murió el 7 de junio de 1866 a la edad de 80 años.


LA TIERRA NO PERTENECE AL HOMBRE

"¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento, ni aun el calor de la tierra? Dicha idea nos es desconocida.

Si no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas ¿cómo podrían ustedes comprarlos?

Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada brillante mata de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los oscuros bosques, cada altozano y hasta el sonido de cada insecto es sagrado a la memoria y al pasado de mi pueblo. La savia que circula por las venas de los árboles lleva consigo las memorias de los pieles rojas.

Los muertos del hombre blanco olvidan su país de origen cuando emprenden sus paseos entre las estrellas; en cambio, nuestros muertos nunca pueden olvidar esta bondadosa tierra, puesto que es la madre de los pieles rojas. Somos parte de la tierra y, asimismo, ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, el gran águila; éstos son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo del caballo y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia.

Por todo ello, cuando el gran Jefe de Washington nos envía el mensaje de que quiere comprar nuestras tierras dice que nos reservará un lugar en el que podamos vivir confortablemente entre nosotros. Él se convertirá en nuestro padre y nosotros en sus hijos. Por ello consideramos su oferta de comprar nuestras tierras. Ello no es fácil, ya que esta tierra es sagrada para nosotros.

El agua cristalina que corre por ríos y arroyuelos no es solamente agua sino también representa la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos la tierra deben recordar que es sagrada y deben enseñar a sus hijos que es sagrada y que cada reflejo fantasmagórico en las claras aguas de los lagos cuenta los sucesos y memorias de las vidas de nuestras gentes. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre.

Los ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed; son portadores de nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñarles a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos y también los suyos, y por lo tanto, deben tratarlos con la misma dulzura con que se trata a un hermano.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. Él no sabe distinguir entre un pedazo de tierra y otro, ya que es un extraño que llega de noche y toma de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana, sino su enemiga y una vez conquistada sigue su camino, dejando atras la tumba de sus padres sin importarle. Le secuestra la tierra de sus hijos. Tampoco le importa. Tanto la tumba de sus padres, como el patrimonio de sus hijos son olvidados.Trata a su madre, la Tierra, y a su hermano, el firmamento, como objetos que se compran, se explotan y se venden como ovejas o cuentas de colores. Su apetito devorará la tierra dejando atras sólo un desierto.

No sé, pero nuestro modo de vida es diferente al de ustedes. La sola vista de sus ciudades apena los ojos del piel roja. Pero quizás sea porque el piel roja es un salvaje y no comprende nada.

No existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ni hay sitio donde escuchar cómo se abren las hojas de los arboles en primavera o cómo aletean los insectos. Pero quizá también esto debe ser porque soy un salvaje que no comprende nada. El ruido parece insultar nuestros oídos. Y, después de todo, ¿Para qué sirve la vida, si el hombre no puede escuchar el grito solitario del chotacabras ni las discusiones nocturnas de las ranas al borde de un estanque?

Soy un piel roja y nada entiendo. Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque, asi como el olor de ese mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado con aromas de pinos.

El aire tiene un valor inestimable para el piel roja, ya que todos los seres comparten un mismo aliento - la bestia, el árbol, el hombre, todos respiramos el mismo aire. El hombre blanco no parece consciente del aire que respira; como un moribundo que agoniza durante muchos días es insensible al hedor. Pero si les vendemos nuestras tierras deben recordar que el aire no es inestimable, que el aire comparte su espíritu con la vida que sostiene. El viento que dio a nuestros abuelos el primer soplo de vida, también recibe sus últimos suspiros. Y si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben conservarlas como cosa aparte y sagrada, como un lugar donde hasta el hombre blanco pueda saborear el viento perfumado por las flores de las praderas. Por ello consideraremos su oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptarla, yo pondre una condicion: el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.

Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida. He visto a miles de búfalos pudriéndose en las praderas, muertos a tiros por el hombre blanco desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo cómo una máquina humeante puede importar mas que el bufalo al que nosotros matamos sólo para sobrevivir.

¿Qué sería del hombre sin los animales? Si todos fueran exterminados, el hombre también moriría de una gran soledad espiritual; porque lo que le sucede a los animales también le sucedera al hombre. Todo va enlazado. Deben enseñarles a sus hijos que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros abuelos. Inculquen a sus hijos que la tierra esta enriquecida con las vidas de nuestros semejantes a fin de que sepan respetarla. Enseñen a sus hijos que nosotros hemos enseñado a los nuestros que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, se escupen a sí mismos.

Esto sabemos: la tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra. Esto sabemos. Todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo va enlazado.

Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. El hombre no tejió la trama de la vida; él es sólo un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a sí mismo.

Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, queda exento del destino común. Después de todo, quizás seamos hermanos. Ya veremos. Sabemos una cosa que quizá el hombre blanco descubra un día: nuestro Dios es el mismo Dios. Ustedes pueden pensar ahora que Él les pertenece lo mismo que desean que nuestras tierras les pertenezcan; pero no es así. Él es el Dios de los hombres y su compasión se comparte por igual entre el piel roja y el hombre blanco. Esta tierra tiene un valor inestimable para Él y si se daña se provocaría la ira del Creador.

También los blancos se extinguirán, quizás antes que las demás tribus. Contaminan sus lechos y una noche perecerán ahogados en sus propios residuos.

Pero ustedes caminarán hacia su destrucción, rodeados de gloria, inspirados por la fuerza de Dios que los trajo a esta tierra y que por algún designio especial les dio dominio sobre ella y sobre el piel roja. Ese destino es un misterio para nosotros, pues no entendemos por qué se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlantes.. ¿Donde está el matorral? Destruido. ¿Donde esta el águila? Desapareció. Termina la vida y empieza la supervivencia."

jueves, 18 de diciembre de 2008

EXTASIS




El horizonte luminoso
se oscurece periódicamente;
un lento parpadeo
apaga el mundo y lo reanima.

Mas abajo,
donde la humedad habla entre risas,
como la gota eterna resuena en la laguna,
dientes como azahares muestran
una sonrisa esquiva.

Las brujas conjuraron
sortijas para el pelo y líneas
tan simples que espantan
a la terca imaginación.

Cuando sepa escalar la luna
te miraré como eres:
impúdica en la desnudez del nuevo mundo.

martes, 16 de diciembre de 2008

La ignominia



El contraluz del espino atraviesa el rostro olvidado.
Se funde en naranja el amanecer tras la alambrada
y la esperanza se ausenta hoy, como cada día.

Que las cárceles no conocen elecciones,
ni el sabor de la sangre entiende de promesas.
Sino de años anónimos contra el mar,
contra pronóstico.
En contra del olvido.

¿Quien sabe si su vuelo
pasó territorio neutral o conveniente?.
Pasó, y llegó, y el chasquido de las rejas,
como el del látigo,
queda suspendido en espera del siguiente ruido
que hiere
que mata.

Se recorren los barrotes y el bosque
que forman se enmaraña con la vida
y, así, crea una danza entre los dos,
cuerpo y espinos,
olvido y esperanza
hasta la muerte del tirano.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Decisiones




El cambio sobrevino de golpe. En la mente de Angel se fraguaba desde hacía tiempo; luego pasó un periodo difícil en el que la toma de decisiones se impuso. Y, finalmente, actuó.

Pero, a pesar de todo, Angel no tenía su mente preparada para el acontecimiento.

En los años anteriores, en todos los años de su vida, nunca había sentido realmente el problema. Angel era, ahora, un hombre de 43 años que se tenia que enfrentar a su realidad, y eso le desconcertaba. No era cobarde, había abordado situaciones difíciles en su vida sin pereza, aunque a veces, la tendencia a la inactividad fuese su primera salida ante los problemas.

En los últimos días había compartido la preocupación con su amigo Carlos. Le hablaba recurrentemente de sus temores, sus incertidumbres ante el hecho que se avecinaba. Bromeaba incluso, preguntándose cómo podía sucederle esto a él, con sus años, con sus antecedentes. Carlos escuchaba a Angel con gesto de comprensión, divertido, mientras con el dedo índice removía el hielo del whisky que bebía a pequeños sorbos. Hablaba poco, a veces le hacía alguna pregunta concreta. Escuchaba, sobre todo escuchaba con ese gesto de comprensión que nos dejan los años justo encima de las cejas. Porque Carlos era médico y de algo habían de servirle 30 años de profesión en estos momentos.

Angel acudía a su trabajo con normalidad pero, a medida que los días pasaban, la atención se iba disipando. Vivía en una continua zozobra en espera del momento señalado.

Y llegó el día. Y aunque Carlos le había ofrecido acompañarlo, fue decididamente solo a su cita. Todo fue bastante más rápido y normal de lo que su fantasía había temido. ¡Ya estaba hecho!. ¿Y ahora qué?. En las horas siguientes Angel llamó a su amigo en repetidas ocasiones: no se encontraba bien, se sentía angustiado, no sabía dar explicación a un montón de cosas que le sucedían. Carlos con paciencia escuchaba y le proponía acudir a su casa para charlar tranquilamente, pero por nada del mundo consintió Angel.

Los días siguientes no fueron mejores. Sentado en el sillón de casa, con la mirada baja, desconcertado, Angel sufría en soledad su nueva situación. Cierto que trataba de seguir los razonables consejos de su amigo, pero no conseguía erguir la cabeza, alejar de su mirada ese punto amargo y doloroso que tanta inquietud le estaba produciendo. Vestirse le resultaba un calvario; hasta el elemental hecho del aseo cotidiano no le era fácil. Paso varios días comiendo poco. Y por fin se atrevió a salir a la calle.

Con la sensación de tener todos los ojos de la ciudad clavados en su cuerpo, de ser observado por todo ser viviente entre el cielo y el infierno, con esa sensación de desnudez vergonzosa que nos acude a veces en los sueños, Angel fue a visitar a Carlos a su despacho.

El amigo se sintió muy contento de verle por fin. ¡Ya era hora!, ¿no?. Le preguntó cómo se encontraba, trató de animarlo y de hacerle llegar al convencimiento de que lo que le había pasado no era tan grave, que era relativamente frecuente. Él lo sabía como médico y como persona. El aire compungido de Angel hacia que Carlos apenas pudiese evitar una mueca burlona por no estallar en auténticas carcajadas.

Finalmente, ya no se pudo más. Con lágrimas en los ojos sin poder contener la risa, dijo al entristecido amigo:

- Vale, chico, vale: ¡que no eres el primero al que tienen que hacer una circuncisión después de los 40!.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Edición urgente por Estefania

En fortuna, su pueblo y el mío, se me ha muerto -léntamente- Estefanía, ¡ y la siento tanto!.



"El cuerpo sin vida de la pequeña ha revelado, además, otro tipo de torturas. Este informe final recoge numerosas quemaduras de cigarro que se han encontrado en la piel de los muslos de la menor. Y no acaba ahí el calvario de esta niña, que murió poco antes de cumplir los ocho años de una peritonitis. Estefanía, tal y como señala este informe, fue víctima de numerosas agresiones sexuales, tanto por la vía vaginal como anal. Prueba de éstas, son los graves desgarros que la niña presenta en ambas zonas. Los forenses creen que la pequeña sufrió una infección al perforarse la cavidad abdominal por una vía de entrada externa que pudo producirse durante los abusos sexuales que padeció."


No hay espacio
donde quepa el espanto de sus ojos.

El dardo
apunta directo al centro de la razón,
y la desgarra...

y la mata.


(No podía dejar esto sin reflejarlo. Espero no haber ofendido ninguna sensibilidad).

jueves, 27 de noviembre de 2008

Economía de subasta






Oí esta tarde en la radio, mientras iba al trabajo, los comentarios de un economista acerca de las soluciones europeas a la crisis y sus individualidades.

Yo soy económicamente torpe, y no es que sea un torpe barato. Pero esto me suena a la pescadilla que se muerde la cola. El Reino Unido baja el IVA, que así se favorece el consumo y eso reactiva la economía. Y, pienso yo, endeudará más aún, si cabe, al ciudadano, piedra angular de la crisis. ¿Aumentará la morosidad?. ¿Qué narices tiene que ver el IVA con la crisis?.

Eso deben pensar franceses y alemanes, porque optan por otras salidas. Que lo del IVA no les parece. En España solo podría bajar un punto, así que ¿para qué?.

Y uno escucha todo esto, junto a los precios del Brent y el Texas que “se acercan a los 50 $ barril”. ¡ Ojos como platos!. Pues, oiga, si hace 4 meses estaba a 140 $ y, además, esa subida, era la responsable de la crisis por culpa de los especuladores. ¿Por qué hay crisis si cuesta ahora la tercera parte?.

Y acaba uno por volver a aquel maravillosos libro de la juventud, “ganaras el pan con el sudor del de enfrente”. Ese si explicaba los conceptos económicos de forma clara y precisa. Os recomiendo vivamente su lectura (creo que es de Alianza Editorial) a los no iniciados para que inicien, y a los muy metidos en las cosa del “parquet”, para que vuelvan a las fuentes elementales.

Y, hablando de elementales, recuerdo otro libro famoso: “Los conceptos elementales del Materialismo Histórico”. Este, de verdad, solo lo recomiendo a aquellos que necesiten expiar un pecado muy grave.

lunes, 24 de noviembre de 2008

¿Donde está tu hermano?...


Las noches son redondas
como un charco de luz.

La ciudad
—en su altamar—
recibe una lluvia metálica
de nombres olvidados.

Acaricia con dedos asesinos
la mano de Caín;
lo abraza en la sombra oblicua del hambre,
como un superviviente
al Este del olvido.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Para ser


Para ser
se vistió desde el principio de seda.

Lagarto o mariposa.

Cuesta aprender el peso de una arruga
cuando las manos
trafican con vidas ajenas.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Por respeto


Por respeto copio el contenido de un correo que he recibido. Es uno de esos correos enviados a muchos. No suelo hacer esto. Pero en, este caso, copio íntegro el contenido.


Para ti, cabrón: Porque lo eres, porque la has humillado, porque la has menospreciado, porque la has golpeado, abofeteado, escupido, insultado… porque la has maltratado. ¿Por qué la maltratas?


Dices que es su culpa, ¿verdad? Que es ella la que te saca de tus casillas, siempre contradiciendo y exigiendo dinero para cosas innecesarias o que detestas: detergente, bayetas, verduras… Es entonces, en medio de una discusión cuando tú, con tu 'método de disciplina' intentas educarla, para que aprenda. Encima lloriquea, si además vive de tu sueldo y tiene tanta suerte contigo, un hombre de ideas claras, respetable. ¿De qué se queja?

Te lo diré: Se queja porque no vive, porque vive, pero muerta. Haces que se sienta fea, bruta, inferior, torpe… La acobardas, la empujas, le das patadas…, patadas que yo también sufría.

Hasta aquel último día. Eran las once de la mañana y mamá estaba sentada en el sofá, la mirada dispersa, la cara pálida, con ojeras. No había dormido en toda la noche, como otras muchas, por miedo a que llegaras, por pánico a que aparecieses y te apeteciera follarla (hacer el amor dirías) o darle una paliza con la que solías esconder la impotencia de tu borrachera. Ella seguía guapa a pesar de todo y yo me había quedado tranquilo y confortable con mis piernecitas dobladas. Ya había hecho la casa, fregado el suelo y planchado tu ropa. De repente, suena la cerradura, su mirada se dirige hacia la puerta y apareces tú: la camisa por fuera, sin corbata y ebrio. Como tantas veces. Mamá temblaba. Yo también. Ocurría casi cada día, pero no nos acostumbrábamos.


En ocasiones ella se había preguntado: ¿y si hoy se le va la mano y me mata? La pobre creía que tenía que aguantar, en el fondo pensaba en parte era culpa suya, que tú eras bueno, le dabas un hogar y una vida y en cambio ella no conseguía hacer siempre bien lo que tú querías. Yo intentaba que ella viera cómo eres en realidad. Se lo explicaba porque quería huir de allí, irnos los dos…Mas, desafortunadamente, no conseguí hacerme entender.

Te acercaste y sudabas, todavía tenías ganas de fiesta. Mamá dijo que no era el momento ni la situación, suplicó que te acostases, estarías cansado. Pero tu realidad era otra. Crees que siempre puedes hacer lo que quieres. La forzaste, le agarraste las muñecas, la empujaste y la empotraste contra la pared. Como siempre, al final ella terminaba cediendo. Yo, a mi manera gritaba, decía: mamá no, no lo permitas. De repente me oyó. ¡Esta vez sí que no!–dijo para adentro-, sujetó tus manos, te propinó un buen codazo y logró escapar. Recuerdo cómo cambió tu cara en ese momento. Sorprendido, confuso, claro, porque ella jamás se había negado a nada.

Me puse contento antes de tiempo.

Porque tú no lo ibas a consentir. Era necesario el castigo para educarla. Cuando una mujer hace algo mal hay que enseñarla. Y lo que funciona mejor es la fuerza: puñetazo por la boca y patada por la barriga una y otra vez…

Y sucedió.

Mamá empezó a sangrar. Con cada golpe, yo tropezaba contra sus paredes. Agarraba su útero con mis manitas tan pequeñas todavía porque quería vivir. Salía la sangre y yo me debilitaba. Me dolía todo y me dolía también el cuerpo de mamá. Creo que sufrí alguna rotura mientras ella caía desmayada en un charco de sangre.

Por ti nunca llegué a nacer. Nunca pude pronunciar la palabra mamá. Maltrataste a mi madre y me asesinaste a mí.

Y ahora me dirijo a tí. Esta carta es para tí, cabrón: por ella, por la que debió ser mi madre y nunca tuvo un hijo. También por mí que sólo fui un feto a quien negaste el derecho a la vida.

Pero en el fondo, ¿sabes?, algo me alegra. Mamá se fue. Muy triste, pero serenamente, sin violencia, te denunció y dejó que la justicia decidiera tu destino. Y otra cosa: nunca tuve que llevar tu nombre ni llamarte papá. Ni saber que otros hijos felices de padres humanos señalaban al mío porque en el barrio todos sabían que tú eres un maltratador. Y como todos ellos, un hombre débil. Una alimaña. Un cabrón.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Debo


Debo saber escribir de manera ordenada,
sin aventurar sentimientos.
Tratando soledades como asuntos:
como se le habla al funcionario.

Debo atender las voces de la calle
como lluvia de Abril,
como merecen,
escuchando sucesos como muros
sin apenas estremecerme.

Debo saber, en fin,
que cada amanecer es un regalo;
que, si llueve, ya estaba todo húmedo,
que no se labra con viejos arados
el porvenir.

Porque, cuando llueve, hay nubes bajas
que empañan los cristales
y me condenan al silencio
cada mañana.

martes, 11 de noviembre de 2008

Jaulas de Agua


¡Pesa el olvido!.

La resaca arroja dedos envueltos
en algas silenciosas.

Y, a veces,
solo silencios para una caricia.
Y tantas otras
nada.

La mirada de selva
escapa entre barrotes de agua:
jaula de luz
contra la ceguera del miedo.

Hay días
en que tu rostro asoma entre las dudas,
como un amanecer nublado.
Y lloro mansamente.

Cuando se va la niebla,
entre silencios,
mis manos remiendan tus noches de angustia.

Es entonces cuando te escribo.

lunes, 10 de noviembre de 2008

La cesta de Navidad

Los signos externos cada día se parecen más a los chocolates: ocupan nuestra ansiedad y no sabemos distinguirlos y, mucho menos, clasificarlos en nuestro paladar.

Tanto da si aparece un cadáver, dignamente torturado y maniatado, en mitad del océano, como si nos anuncian medidas flexibilizadoras como solución de la crisis económica. O lo que es lo mismo, nos anuncian con ellas la parición de nuevos cementerios igualmente dramáticos.

No ha cambiado la historia. Las soluciones siempre pesan sobre las espaldas mejor entrenadas, que siempre han sido las más silenciosas. Por suerte, a veces, el peso solo consiste en aliviar el peso: “López, este año no será necesario que cargue vd. con la cesta de Navidad hasta su casa: la empresa, solidaria con la mala situación económica mundial, ha decidido no hacer regalos a sus empleados”. La decisión fue tomada, naturalmente, en el curso de una reunión de los directivos, celebrada en el reservado de un famoso restaurante madrileño…

Nos quedan las sorpresas del nuevo año en el que sin duda los economistas, que - como dice Don Manuel Alcántara - ya que no pueden darnos dinero nos dan consejos, nos propondrán descansos laborales prolongados en bastantes sectores, facilitar los despidos y aliviar las contrataciones. Claro que los muertos con las tripas vacías suelen ser menos silenciosos, aunque sean mayoría.

Lo dicho, todo esto sabe a chocolate: al chocolate del loro.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Pensamiento para anónimos

Se me ocurre, por si algun curioso visitante de mi blog desea aclarar dudas, decirle que si, que es en serio, que es mucho más de lo que podrá nunca imaginar.


No hay luz que traspase la tiniebla,
ni la oscuridad roza la luz:
Queden aparte y no se mezclen..

No hay conjuro más poderoso que
el que recorre esa línea de división
que es y no es. El punto donde todo
tiempo y espacio se entrecruza
es, en sí, El Poder.

De nada vale asomarse al agua si no vas a sumergirte. Nada sacamos por asomarnos al abismo si no nos arrojamos en él. Así que algunas cosas mejor dejarlas estar.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Informaciones


(FOTO: En medio de muchos que corren. Un hombre leyendo el periódico en el centro de la imagen rodeado de figuras desdibujadas por la prisa, todas movidas menos él porque tal vez la velocidad lenta del obturador ha buscado una metáfora visual de la deshumanización, la de muchos, casi todos a esa hora temprana que se divisa al fondo en un reloj de la estación de tren)
No seré yo quien diga que la información debe ser proscrita, ni mucho menos racionada. Ya pasamos esos tiempos con la amargura suficiente como para no repetir plato. La información en sus diferentes envases está destinada a mercados distintos y son estos los que me importan. “La gaceta de los negocios” no suele verse, doblada, en la barra del bar del polígono industrial a las 7 de la mañana. Pero si es fácil ver el “Marca” como señor de todas las culturas.

Supongo que todos tenemos la frustrante experiencia de haber devorado un diario cualquiera durante el desayuno y ya, limpiándonos la boca y pidiendo la cuenta en la última página, cuando ya te sientes un ciudadano bien informado, reparar que acabamos de leer con pasión las noticias de antes de ayer.

Por suerte hace algunos años un buen amigo me comentó un estudio sociológico realizado no se donde. Invitaron a una serie de personas al compromiso de no recibir noticia alguna a lo largo de un año. Se establecieron los indicadores oportunos para el estudio atendiendo especialmente a la “calidad de vida” de estas personas. Al parecer – esto es información filtrada “de fuentes fiables” – el resultado del estudio concluía en que esa calidad de vida aumentaba espectacularmente en aquellas personas que no habían recibido información, respecto del grupo control con que debe contar todo trabajo que quiera ser científico.

Se que mi teoría no es muy popular, y no pretendo que lo sea. Finalmente las noticias llegan: desde el advenimiento de un nuevo Papa, pasando por la victoria de tal equipo en la liga de fútbol, hasta la polémica desatada no se si por la Reina de España o por Pilar Urbano, que eso será cosa que el tiempo aclarará. Pero si es cierto que, cuando alguna mañana ojeo cualquier periódico que por casualidad ha caído en mis manos, o escucho noticias en la radio (lo siento, la televisión ha quedado fuera de mi vida hace años), la sensación de vergüenza me ocupa los intestinos y siempre pienso en que por suerte, mi nieta, no lee todavía el diario.

Mientras tanto, desde la cuna de la vida, África, se prepara otro holocausto y, ¡vaya por Dios!, parece que los teléfonos móviles tienen mucho que ver con ello. Me pregunto si será cierto que esta vez van a morir más millones que en la última ocasión para que yo pueda tener más cerca la información.

lunes, 27 de octubre de 2008

Sobre la Pasión

Hay fidelidades que nos asaltan sin que exista un propósito claro de monogamia en nuestra vida. Creo, Javier, que comienzo a serte fiel.

Yo no soy escritor!. Ni mucho menos poeta. Diría nuestro bien querido maestro, Enrique, que "me falta taller". Hasta llego a pensar a veces por qué gasto el tiempo en escribir en lugar de dedicarlo al bello oficio de la lectura.

Así que, posiblemente, lo que escribo, es más un reventón que un acto literario. Lo que puede que sorprenda es que "reviente" tan a menudo. !Amigo: si tu supieras!. Como ya dije, mi lugar favorito para escribir es la barra de un bar, ¡y así me va!. Fíjate, amigo Javier, lo que se llega a escribir en tales sitios:


"Llevo un trozo de tu piel
hecho bandera blanca.
Mis tibias solo se cruzan
en la silla del bar
.

Mi nave es tu vientre o
la que nos lleve a lo más azul:
no hay en esta hora reloj
que diga la marea.

Tu te subes sin permiso camino arriba,
ola a ola en mi tristeza.

¿Cómo hacer el verso eterno
para el siempre que anuncia tu ausencia?."



¿Lo ves?: no soy poeta!. Y como, para mi bien, me gusta leer, hace poco encontré algo con lo que indetificarme en esta esquizofrenia. Te lo transcribo aqui por si sirviese de algo.

"... hay muchas razones por las que me gustan los poemas. Una de ellas es que me permiten acecharme a mí mismo. Me doy una sacudida con ellos. Mientras tu me los lees y yo los escucho, apago mi diálogo interno y dejo que mi silencio cobre impulso. Así, la combinación del poema y el silencio se transforman en el procedimiento que descarga el sacudón.

... los poetas, sin saberlo, anhelan el mundo de los brujos. Como no son brujos, ni están en el camino del conocimiento, lo único que les queda es el anhelo.

... Al oir el poema siento que ese hombre esta viendo la esencia de las cosas y yo la veo con él. No me interesa de qué trata el poema. Solo me interesan los sentimientos que el anhelo del poeta me brinda. Siento su anhelo y lo tomo prestado y tomo prestada la belleza. Y me maravillo ante el hecho de que el poeta, como un verdadero guerrero, la derroche en los que la reciben, en los que la aprecian, reteniendo para si tan solo su anhelo. Esa sacudida, ese impacto de la belleza, es el acecho."
(Carlos Castaneda. El Conocimiento Silencioso)

Así, amigo Javier, que no soporto cuando escribo ser cicatero en las emociones. No persigo premio alguno, ni publicar un libro, ni siquiera ser leído. Pero si alguien, a través de lo que lea en mi, se emocionase, baste con eso para no cambiar. Porque ser, de alguna manera, útil para que alguien mueva su energía, llegue a estados de conciencia especiales o, simplemente, respire hondo, eso ya es mucho.

¿No crees?.

Ya sabes que te aprecio.

jueves, 23 de octubre de 2008





Has venido, puntual a tu cita, y yo estaba allí, puntual para leerte el brillo de los ojos. Estaba como el príncipe estuvo en el bosque, cerca del zorro que le decía ¡“domestícame”!. En esa costumbre de dejar las puertas abiertas por si no te vas a través de ellas y, si te fueras, por si vuelves.

Como la marea vienes a tus horas, flexible esta noche en la libertad del bambú que sueña volar en brazos de viento. Es creciente y te desnudas a medias, solo para mostrarte en la noche que nos cubre. Impúdica vegetal y prostituta enamorada; eres bambú al cielo y azul de ropa desteñida a ras del suelo que paseas sin atreverte a traspasar la puerta mágica del amor. O el amor te asustó tanto que, refugiada tras el verbo amable, esperas la respuesta del tiempo enamorado.

Cuando nos embriaga una brisa suave no imaginamos el huracán.

Duerme en la caricia acre del día de la gran ciudad, volando lejos, a lomos de tu bestia, hacia el país de la dulzura simple de un beso sincero. Allí donde el concepto de la piel se pierde comienza a moverse, entre el matorral, la vida, nos envuelve – si nos dejamos –, y roza el centro justo de nuestro universo un revuelo de hojas luminosas.

miércoles, 22 de octubre de 2008

He venido en tu busca
Cuando la noche de la hoguera se cerraba,
terca en su tenaz propósito
de explorar la llanura extensa de tu cuerpo.

He venido, al fin.

He venido para redimir tu llanto
sin la inocencia
que pudieras esperar del amigo ambiguo.
He venido, en fin, para tu carne atormentada.

He venido para la certidumbre
y, por si fuera poco,
para amarte cuando tu mirada se extravía.

Cantos de loco que concuerdan
con tus pasos descalzos por la alcoba.

Ni tu te desnudas ni yo te quiero
en esta noche de menguante.

¿Cuantas cosas más puedes decir
al pájaro de la mañana?.

Coincidirás conmigo en que tus versos,
tus cuadros,
el color de tu blusa
y el rizo rojo de tu pelo,
son casualidades extrañas.
Azares que tan solo se desvelan
A la luz de los besos.
Si es que existieran.

Entre tanto, la flecha salida de tu boca
parte en dos
la parte del alma animal que amas.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Los Pasos Perdidos




Cuando miré en silencio el mar, la luna, el Poder, seguí callado hasta que se reunieron las fuerzas en la piedra transparente. Era el tiempo en el que cada recodo escondía una sorpresa y ante cada pregunta los ojos se abrian como esferas luminosas. Era el tiempo de conocer.

Desde lo profundo del tiempo, cuando sucedieron las catástrofes que arrojaron a las tinieblas a la Raza Inicial, vuelven sin cesar seres destinados a un trabajo arduo: encontrar otros seres iguales y abrir sus ojos, encender en su mente la llama casi apagada y dejar asi que el tiempo corra a favor.

Habría de ser la destinada a conservar el Lenguaje de la Tierra. La depositaria del conocimiento para transmitirlo. Pero pasan los años y el abismo se hace hondo, aumenta el ruido y crece la sordera. La luz se extingue y cada día es más dificil ver. El Hombre le enseñó la soberbia y la soberbia la aleja del Verbo. La Voz solo se escucha en el silencio.











(Hijos del Hielo - III)

Se ha asomado al rectángulo mágico
y contempla la parte de atrás del orbe.
El cerebro se inclina a la corriente
como sauce sediento.
Bebe del líquido elemental
y escucha, ahora,
los tambores de la estirpe vencida.

El río baja desmembrando
la llanura y los cuerpos.
Divide exactamente cada noche
con su silencio, derramándose
sobre la casa de la muerte.

Nada entiende el hombre abatido;
perdidos los ojos en el fuego de la noche
oye la voz que alimenta su sueño
- quijada fraticida –

martes, 16 de septiembre de 2008

Azul Cabo de Palos



Me creía fuerte, de verdad que creía que lo era.

Con los años es cierto que aprendemos algunas cosas. Otras, sin embargo, se escapan de manera pertinaz, como los sueños se nos escapan cuando despertamos. No experimento miedo, pero si, a veces, la sensación de soledad que hace de motor en la fábrica de la Adrenalina.

El mar de Cabo de Palos ( Murcia ) es hermoso y feroz. Nos gusta bucearlo y a veces nos regala, de la manera más insospechada, algo único, irrepetible ( o no, eso el tiempo lo dirá ).

El día 8 de Septiembre nos levantamos temprano. El tiempo estaba realmente feo: soplaba Levante y cuando en el Cabo sopla Levante hay que tenerle respeto. Pero nos sentíamos, ella y yo, felices de poder compartir ese último día bajo el agua, y queríamos bucear. Salimos de puerto para buscar una zona más o menos practicable; ya nos decían que la corriente era fuerte. Me explico: cuando en Cabo de Palos te dicen que "la corriente es fuerte" quiere decir que es brutal, que no hay manera de luchar contra ella, que los movimientos tienen que ser precisos y vigorosos porque si no o te agotas o te rindes.

Se tiró al agua desde la borda, equipada, y yo a continuación después que pasara bajo mi puesto. Con mi compás en la muñeca situé el rumbo - afortunadamente - antes de caer al agua: la corriente impulsaba el barco hacia los 240º, justo en dirección al faro. Me situé junto a ella, bien aferrados al "cabo de corriente" en la banda de babor. La corriente era de las que he dicho: brutal. Y el oleaje hacia cabecear la semirígida de manera amenazante. Habia que darse un pequeño impulso para pasar del cabo de corriente al de fondeo, sin apenas soltarse para no correr el riesgo de ser arrastrados por aquel rio marino turbulento. Sabíamos que 5 metros más abajo ese sufrimiento "casi" acababa. Pero hay que bajar esos 5 metros de forma segura: si la corriente te arrastra puedes aparecer sepa Dios donde.

Mi miedo era que la proa de la embarcación la golpease, que el oleaje la agotara, que me agotase a mi. Trataba de empujarla hasta el cabo de fondeo, pero no era posible sin su colaboración y... de repente, ella, tomó su decisión, así, sin más, sin avisarme. Como una Alfonsina maravillosamente cercana, vació de aire su chaleco y se sumergió libre en aquel infierno.

¿Qué hacer?. Pues solo una cosa: vacié el mío y me sumergí tras ella hasta coger su mano en aquel seno cada vez más amable. Vi por unos segundos el cabo que descendía desde la superficia hasta el fondeo alejándose de nosotros y, por ese instinto que graciosamente nos cede el entrenamiento, consulté el compás: 60º. Aleteamos con fuerza en esa dirección, la justa, la exacta, la que nos hubiese llevado, de no ser por esa endiablada corriente, hasta el pie de ese cabo. Del otro lado, el ordenador de buceo iba marcando la profundidad: -15, -20, -25, -30 metros... y avistamos fondo, un fondo aún no familiar para mi... -35 metros... y, ya en el fondo, la corriente ha cedido algo y permite que nos estabilicemos. Consulto de nuevo la brújula y nado hacia los 60º.

¿Cómo explicarlo?. En tierra nos orientamos en dos dimensiones (quienes se orientan, porque algunos no son capaces de llegar a la cocina de casa sin la indicación verbal adecuada). Pero bajo el agua lo hacemos en tres dimensiones: la profundidad cuenta. Cuando caes en un paraje totalmente desconocido corren por tu cabeza todo tipo de infortunios posibles y eso, sin remedio, hace que el consumo de aire que llevas a la espalda encerrado en una botella más o menos grande, aumente. Así que además de mirar la brújula, el ordenador, miras también el manómetro que indica la presión de aire que te va quedando: 150 Atmósferas (AT). Como hemos partido de una carga más que generosa de 230 AT, nos beneficiamos de un resto adecuado, pero ambos sabemos que el consumo en esa bajada ha sido muy alto.


Aqui llega la soledad: nadie me puede ayudar a orientarme en ese fondo. Tengo que alcanzar la pared de una montaña sumergida y, si lo consigo, saber donde me encuentro. Si la corriente no ha variado, nuesto objetivo seguirá estando hacia los 60º (justo el lado contrario de los 240º que medí en superficie). Pero si ha cambiado podemos estar en cualquier lugar de este Mar. Avanzamos ya más tranquilos y pronto veo la pared y luego...

Luego empieza uno de los buceos más maravillosos que hemos disfrutado a lo largo de tres años. Llegamos a un paraje amado y totalmente conocido por mi, y mis gestos (que ella no comprende) son expresivos: levanto los dos dedos índices hacia el cielo que nos presta una luz tamizada por la profundidad. Son Las Agujas, un paraje mágico a -30 metros y, en ese momento, totalmente relajante. Dos picos de roca recubiertos de vida marina: Gorgónias, Ánémonas, Meros, Espetones, que enmarcan un estrecho desfiladero y señalan nuesto rumbo para comenzar la navegación. Protegidos de la corriente por la pared, y felices, navegamos uno junto a otro hasta llegar a la punta Sur del Bajo. Poco antes hemos avistado dos águilas - especie de mantas - que nos enseñan sin soberbia cómo se debe ser elegante bajo el agua. Pero al doblar esa aguda punta Sur de la roca nuestros ojos no dan abasto: dos más, otras cuatro a la izquierda y... esas otras dos que llegan de frente. Hasta diez águilas, que por suerte no sobrepasan la cantidad de nuestros dedos para marcarlas, nos rodean a la distancia que su timidez e indiferencia les permite.

Se paró en ese punto el relój, la aguja del compás y el aire restante se nos hizo líquido vital para la maravilla que se nos regalaba. Solos, en ese azul profundo, sonriéndonos sin otro oficio que maravillarnos, dejamos que aquellos seres perfectos volasen hasta hacerse, ellas también, azules como el agua misma.

El siguiente color que recuerdo es el del vino en la copa, el de su sonrisa y el otro azul, el de esos ojos felices que amo. Por eso volveré a tirarme al mar en la corriente, volveré a sentirme solo si es preciso, y volveré a buscar las águilas. Porque ver la felicidad en unos ojos azules como los de ella, bien vale morir.

lunes, 25 de agosto de 2008

25 de Agosto

Me hundo léntamente a través de las horas. Con ese gesto mecánico que parece existir desde siempre, aseguro las llaves de casa y que los zapatos estén limpios. Echo la última ojeada, sin prisas y sin nada que mirar.

Demoro, consciente, el momento.

Esta vez no me llevo nada en los ojos. Al cerrar la puerta dejé con cuidado tu aroma sobre la encimera del baño; dejé el sabor de la sal en la cocina; la dulzura de la brisa del mar esperándome en la percha del recibidor. Salgo sin defensas y sin más lastre que esa abrumadora sensación de inutilidad en mis actos.

El sol del medio dia es implacable, no sabe de espacios íntimos, penetra sin piedad en todos los rincones y descubre el brillo de sudor en mi frente. En la carretera nada ha cambiado hoy, las mismas curvas de cada día siguen en su sitio, las mismas prohibiciones y esas chicas de la puerta del bar que siempre parecen la misma chica, sea cual sea el color de su piel.

Durante la mañana procuré no hacerme ninguna pregunta impertinente. He recurrido a la mecánica de los días insoportables. A saber: echar un poco más de café instantáneo en la taza; no comer nada sólido; ducharme dejando que el agua corra por mi cuerpo desde la cabeza a los pies, y nunca al revés; elegir con pereza la ropa que he de ponerme, sabiendo que mi piel va a rechazar cualquier sucedáneo de su desnudez; tomar mi segundo café.

Y mirar por la ventana.

Y recordar esos versos escasos de anoche, leídos como siemrpe al azar, en voz baja primero, para ella después:

"La acusación estuvo demasiado tiempo dentro de tu lengua,
Eres tardío como las sustancias destinadas a la dulzura.

Lames mi piel hasta que brotan signos y tus sollozos forman bóvedas en mi corazón.

pero mi piedad está habitada por animales muy esbeltos, por animales persuasivos y otros versados en la fugacidad.

Solo tu eres exterior y horrible: el que robó mis actos y no duerme;

el que está ciego en la serenidad

................

Yo he puesto días en mis ojos y mis acciones son como el olor
de la resina en un lugar profundo.


Sólo vi luz en las habitaciones de la muerte.


A las 6 de la tarde en mi consulta: ¡Hola Isabel!, ¿cómo te encuentras?.

lunes, 14 de julio de 2008

Mnésareté


Sueño que la fatiga se anuda en torno a mi garganta. El maestro cincela con amor la piedra mármol y la convierte en suavidad, en deseo: en la belleza.


Antes del baño, Afrodita se cubre con un leve velo. Ajena a su belleza se acerca a la hydria, vuela, sueña. Es hermosa desde lo más hondo del tiempo, sin destino, solo para serlo. Y, precisamente esto, es lo que la hace eterna. Afrodita no sabe de celos ni victorias; nada se mueve en ella para ser ofrecido. El cielo se abre para contemplar ese huracan de sus caderas, pero ni una gota del océano la ha de tocar. Y ella que nada sabe, lo sabe.


El maestro enloquece por esa distancia ingenua de la diosa. ¿Cómo atrapar la belleza?. Y busca entre el polvo la hermosura, y halla en la belleza la razón de su obra incompleta. Igualar el tacto de la piel y la piedra. Friné es la diosa.


Ya convertida, ahora no Afrodita, Friné deja caer lánguidamente sus vestiduras y se gira en un gesto despreocupado de pudor. Su mano no alcanza a cubrir el centro del Universo. Es el mismo universo que salvará su vida ante los jueces, acusada de desvelar los más íntimos secretos del misterio de la vida y la fecundidad. El mismo universo que llenará de amor y ciencia el mundo allá por donde la Diosa pasea.


Ahora, amante, Friné reclama para si la imagen de Eros, la más preciada para el maestro. Se sumerge en el agua y cierra los ojos dejándose besar por su destino.

viernes, 4 de julio de 2008

Breve Historia en dos momentos:




En un atardecer de violetas - mi aroma - la presencia de la Vida me sugirió tanto que no tuve más remedio que calarme las gafas, coger recado de escribir y, como tantas veces, en la barra de algún bar, traspasado por el ruido necesario, escribir esto:



TU INVENTO

Pensé que no hacía falta saberte como siempre
y calmar en mi cuerpo tanta sed de vida:
un sueño de suspiro entre las cejas
cuando caminabas mi piel.

Te sigo.
Me arrastro por tu infinito de zarzas y desiertos:
aún rozando el final, salto las horas para ti.
Tiemblo en la imagen de tus dedos.

Es la noche de la espera larga,
seca, de lágrimas contenidas.
Vivo donde habita la sed.
Tu mano es sólo el ancla que me une al mundo.

La gaviota pasea ajena a mi lado y te mira asustada

A la hora de apagar la vida
te pienso dormida en mi cuerpo,
escribiendo dulzura en tu piel.

Habla, mi amor,
que yo te tapo la vida mientras sueñas,
que no dejaré
una gota de tu humedad sin beber

Y, si lo necesito,
que me borren las palabras justas
para ser, exactamente, tu invento

Dame un beso y te digo la luna.




En otro tiempo, la misma vida, ¡pero que distinto! tambien escribí. Ya no era el tiempo de la dulzura hecha carne, sino el de la sangre derramada.



CONTANDO PALOMAS

La paloma ya no cuenta.
Ahora es
Sangre en la sonrisa perfecta.

jueves, 12 de junio de 2008

EN ESTOS DIAS

No me acuerdo de horas ni fechas. Solo conservo la memoria de la piel y la impresión que el espacio me deja. El frío o la humedad, el beneficio de las tardes con sol y la claridad de la luz por la mañana temprano. Me acuerdo de las cosas y también de las personas, pero no recuerdo cada nombre.

En los pocos momentos de paz me alejaba de las palabras y me sumía en un duermevela desganado, dejándome llevar a ese otro país soñado tantas veces, donde la caricia se hace carne y los labios, cuando besan, no buscan acuerdos previos ni demoran el contacto en espera de un olvido que, a veces, no llega.

Había venido a este encuentro marino con el escozor que ciertas puertas cerradas me habían dejado días atrás. Venía más con ansia de encuentro que con temores de distancia. Y con esos ojos miraba la pinada y un triángulo azul de Mediterráneo que asomaba entre los cerros.

La última madrugada, envuelto en un abrazo, recordé las palabras de la bruja: “ya lo he hecho”. Y cerré los ojos para seguir esperando mientras sentía cómo la nada me sumía plácidamente en el sueño.




La noche se abre con espadas
De hielo y tiempo.

Camina hacia los escalones
Y siega los siglos de la ignorancia
Desvelando tu engaño.

Luego se retira despacio
Y cierra las puertas dormidas
Como los párpados del mundo.

Todo es espera
En el día de la resurrección

martes, 3 de junio de 2008

LOS MOLINOS

Hoy la Luna está Nueva, puede que nos hable si los oídos no son demasiados duros, si el día no llenó nuestro ser de ruido, sin más. La luna es Nueva.

He contado los pasos hasta llegar a la casa del sosiego. Eran los pasos del encuentro y el desamor; aquellos pasos que me llevaron antes hacia la luz y, hoy en la tiniebla de la duda, me llevan a la ventana sobre la luz ausente.

Una tarde, hace algo más de un año, conduciendo de regreso a casa, escribía esto:


Hablan de manera circular
como cuando tu hablas:

los brazos extendidos,
angulares...

A veces la vida nos confunde el camino y siempre, siempre, un molino nos recuerda que el amor es circular.

sábado, 31 de mayo de 2008

Inicio del proyecto

Mi proyecto empieza a tomar forma en Almagro, un sábado de sol y lluvias y de andar sereno.

Y el compromiso de acudir a este Blog lo empiezo a cumplir otro sábado lluvioso, en tierras de Murcia, cuando la tarde ya está empezando a abrirse paso y me surge como tantas veces esa duda: ¿qué hago ahora?.

Me gusta el ordenador, llevo casi 30 años dándole a la tecla, ¡incluso pasé la aventura de programar!. Pero confieso que esto de los Blogs me es totalmente ajeno. Así que vaya esta primera ventana a modo de saludo para todos aquellos que, en el futuro, me quieran visitar y sirva de primer entrenamiento a mi voluntad de hacerla.

Mi agradecimiento para Santiago Solano, por aceptarme como uno más en este grupo de gente sensible y divertida. Mi cercanía, también, a su proyecto que me parece enormemente generoso cuando brinda la oportunidad a todo el mundo de acercarse a las más bellas letras.

Y como sin ella yo no estaría aqui, mi recuerdo siempre enamorado a la mujer que añade a cada uno de mis días la aventura intensa de vivir. Por ella recuerdo el tango...

"cuando anochezca en tu porteña soledad,
por la ribera de tu sabana vendré con un poema
y un trombón a desvelar el corazón.
Como un acróbata demente
saltare sobre el abismo de tu escote hasta sentir
que enloquecí tu corazón de libertad, ya vas a ver."

Saludos a todos, amigos. Nos vemos por aqui cada vez que anochezca.





miércoles, 28 de mayo de 2008

PRIMERA ENTRADA

¡Queridos amigos, bienvenidos a mi blog!