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viernes, 4 de julio de 2008

Breve Historia en dos momentos:




En un atardecer de violetas - mi aroma - la presencia de la Vida me sugirió tanto que no tuve más remedio que calarme las gafas, coger recado de escribir y, como tantas veces, en la barra de algún bar, traspasado por el ruido necesario, escribir esto:



TU INVENTO

Pensé que no hacía falta saberte como siempre
y calmar en mi cuerpo tanta sed de vida:
un sueño de suspiro entre las cejas
cuando caminabas mi piel.

Te sigo.
Me arrastro por tu infinito de zarzas y desiertos:
aún rozando el final, salto las horas para ti.
Tiemblo en la imagen de tus dedos.

Es la noche de la espera larga,
seca, de lágrimas contenidas.
Vivo donde habita la sed.
Tu mano es sólo el ancla que me une al mundo.

La gaviota pasea ajena a mi lado y te mira asustada

A la hora de apagar la vida
te pienso dormida en mi cuerpo,
escribiendo dulzura en tu piel.

Habla, mi amor,
que yo te tapo la vida mientras sueñas,
que no dejaré
una gota de tu humedad sin beber

Y, si lo necesito,
que me borren las palabras justas
para ser, exactamente, tu invento

Dame un beso y te digo la luna.




En otro tiempo, la misma vida, ¡pero que distinto! tambien escribí. Ya no era el tiempo de la dulzura hecha carne, sino el de la sangre derramada.



CONTANDO PALOMAS

La paloma ya no cuenta.
Ahora es
Sangre en la sonrisa perfecta.

1 comentario:

Marta dijo...

Cómo pude obviarlo? Pero esta vez sí...Gracias por tantas cosas.