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miércoles, 4 de marzo de 2009

Es parte del trabajo




Hoy siento la desgana en tus palabras.

Se me muere aún más el recuerdo
de la geometría de tus manos,
que no son manos,
sino el apéndice imperfecto de mi ser.

Tu sexo,
torpe y descalzo,
cae de la red que tejieron mis dedos

No se qué dominio de la ira
me aparto de tu espalda aquella noche
que sin ti, mi vida, tú ya te has muerto.

7 comentarios:

Pilar dijo...

Uff! Manuel, qué triste esta vez! vienes lleno de lluvia y tristeza como el día?
Yo te sigo, "no sé que dominó de la ira me apartó de tu espalda aquella noche" me encanta esa frase! estabas inspirado eh?
Un beso enorme vida

Anónimo dijo...

Hay plumas que escriben con el corazón y hay plumas que te escriben en él.

Besos

Rosa dijo...

¿Hay algo mejor que ser el apéndice imperfecto de tu ser?.

Gracias por esos versos.

Anónimo dijo...

Si, tener la libertad de ser uno mismo, sin esclavitudes de ninguna índole.

Anónimo dijo...

Cómeme y,con mi cuerpo en tu boca,
hazte mucho más grande
o infinitamente más pequeña.
Envuélveme en tu pecho.
Bésame.
Pero nunca me digas la verdad.
Nunca me digas:"Estoy muerta.
no abrazas más que un sueño.

(Luis Alberto de Cuenca)

Anónimo dijo...

Querida "Anónimo". Estoy totalmente de acuerdo contigo en la importancia de ser uno mismo siempre (como decía nuestro querido Groucho Marx: ".... e intenta ser feliz, pero ante todo; sé tú mismo"). Me temo que un guiño personal entre Manuel y yo, no tienes por qué entenderlo. De todas formas, me alegra que lo hayas aclarado, por si alguien más tenía dudas.

Manuel dijo...

Rosa, es normal que "anónima" no entienda ciertas complicidades. Me encanta ser tu apéndice imperfecto...

Gracias por venir. Un beso tuyo y mio.