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miércoles, 21 de julio de 2010

Yo, mi, me, conmigo.

La maldición del YO. (entrevista a Mark R. Leary)


En un sentido estricto, todos somos egocéntricos. Esto se debe a que el centro de nuestro cosmos siempre es un YO, un ego. Se trata de algo física y mentalmente insoslayable. Desde el momento en que existe autoconciencia hay, además, conciencia del otro, y por tanto el agente y paciente consciente de serlo lo es de los demás agentes y pacientes, a los que atribuye esa misma consciencia de sí, y adquiere una segunda naturaleza de actor, que le sirve para representar uno o varios papeles ante los demás constituidos en público y juez de su obrar en el mundo y en la sociedad que con su mutua interacción forman.

Por lo que sabemos, el egocéntrico y en consecuencia (paradójicamente) social ser humano, es el único animal que ha logrado un nivel de consciencia de sí tal que le permite desarrollar una sofisticada teoría de la mente, y crear a su través un mapa mental amplio y profundo de la sociedad en la que vive.

Acostumbrados (evolutivamente) a vivir en sociedades pequeñas de cazadores-recolectores, queremos ponerle cara a todo, y nuestro natural egocentrismo deriva con facilidad en etnocentrismo, una vez surgida y evolucionada en apenas unas decenas de miles de años la cultura. Nuestra mente primitiva se comunica con otras mentes a gran distancia, a través de imágenes y sonidos que la tecnología transporta, e incluso podemos desplazarnos por el espacio a gran velocidad nosotros mismos, con vehículos antes impensables, pero en el más profundo de los sentidos seguimos anclados al terruño y a la tribu, y proyectamos nuestra avidez de ellos en diversos (y tantas veces espurios) sucedáneos.


El Yo es el centro en torno al cual gira la frenética actividad social de nuestras vidas, e indiferenciándonos, esto es, anulando dicho yo y la individualidad que representa, sólo lograríamos disolver la comunidad que el contrato social natural humano fue creando, mientras se escribía en nuestro genes y nuestras costumbres, a lo largo de una dilatada evolución de cientos de miles de años.


Pero el Yo y su carácter central no son solo una bendición. Nuestro natural egocentrismo puede hipertrofiarse hasta degenerar en una obsesión egocéntrica (lo que se conoce como egocentrismo en el lenguaje corriente).¿Es. nuestra centralidad, algo meramente subjetivo, una ilusión del usuario -como apuntan algunos filósofos de la mente- o disponemos de un gran poder sobre el medio constituido por la naturaleza y los otros, y sobre nuestro propio comportamiento? ¿En qué somos libres? ¿Acaba nuestra libertad dónde empieza la del otro? ¿Hasta qué punto debemos preocuparnos por las consecuencias de cada una de nuestras acciones pasadas y presentes y atribuir una intencionalidad centrada en nosotros a las acciones de los demás, calcular conscientemente cada pro y contra y cada beneficio y coste en el trato social? ¿No es mejor fluir, dejando a la propia naturaleza intuitiva expresarse por sobre la estrecha racionalidad?


El Yo hipertrofiado es sin ningún género de dudas una maldición.Mark R. Leary, uno de los más prestigiosos psicólogos sociales de nuestro tiempo, ha reflexionado, investigado y escrito sobre la maldición que el Yo puede representar. Su perspectiva ha sido fundamentalmente evolucionista, ya que considera que las claves de nuestros modernos comportamientos sociales se encuentran en los medios sociales y naturales en los que evolucionó nuestra especie.


CUESTIONES:


1 .- ¿Por qué es el yo una maldición?


Las formas en que la gente piensa acerca de sí misma y se “habla” a sí misma en su propia mente crean una gran cantidad de sufrimiento innecesario y de infelicidad. Por ejemplo, la gente reproduce acontecimientos de su pasado y se preocupa por acontecimientos futuros, aun cuando hacerlo no sirva a ningún propósito útil. Por supuesto, la capacidad para pensar sobre el pasado y el futuro puede ser útil a veces, pero todo el mundo la exagera, generando una gran cantidad de estrés e infelicidad no relacionadas con la calidad real de sus vidas. De igual forma, las evaluaciones mentales que hacen las personas de sí mismas crean una serie de problemas, y sus esfuerzos por defender sus egos pueden conducirles a conductas inadaptadas y dañar sus relaciones con otras personas. Además, los esfuerzos que hacen la gente para proyectar ciertas imágenes de sí mismos en los otros les pueden llevar a comportarse peligrosamente. En resumen, aunque la capacidad de pensar centrado en el yo es esencial, crea asimismo muchos problemas en la vida cotidiana de las personas.

2 .- ¿Por qué considera nuestra propia conciencia más profunda que la de los simios, e incluso que la de los neandertales?


La autoconciencia nos permite hacer varias cosas: pensar en nosotros mismos en el pasado y en el futuro, construir una identidad, autoevaluarnos desde una perspectiva cultural y a menudo con criterios arbitrarios, e imaginar lo que otras personas están pensando de nosotros. Aunque los grandes simios puedan hacer algunas de estas cosas (algunos pueden pensar en un futuro cercano e inferir las intenciones de los demás), las investigaciones sugieren que no las hacen tan bien como las hacen los seres humanos. Dicho de otra manera, tenemos una mayor capacidad para pensar sobre nosotros mismos. En cuanto a los hombres prehistóricos, incluyendo a los neandertales, los seres humanos con un yo moderno dejaron signos de que eran capaces de pensar sobre sí mismos. Construyeron estructuras, barcos, y herramientas que reflejan una planificación a largo plazo (es decir, pensamiento en uno mismo en un futuro lejano), llevaban adornos corporales (pintura corporal, joyas, símbolos de estatus), lo que demuestra que podían imaginar cómo eran vistos por los otros y manejar sus impresiones para crear identidades sociales deseadas, tenían elaborados enterramientos que apuntan a que podían imaginarse a sí mismos en una vida futura, y establecieron sistemas sociales y culturales que indican un esfuerzo consciente para coordinar grandes grupos de personas y mejorar la vida en el futuro. Los hombres de Neandertal y otros pre-humanos mostraron las primeras manifestaciones de estas consecuencias de la autoconciencia, pero no es hasta que los seres humanos modernos llegaron a la “gran explosión cultural”, hace entre60.000-40.000 años, que vemos fuertes indicios del apogeo de la autoconciencia.


3 .- ¿Por qué nuestra autoestima y nuestro estado de ánimo dependen tanto de la aprobación de los demás? ¿Cómo lo explica esto en términos evolucionistas?

La autoestima parece ser parte de un sistema que monitorea y responde al grado en que la gente es valorada y aceptada o bien desvalorizada y rechazada por los otros. En particular, la autoestima es esencialmente una reacción interna que nos dice cuán aceptables somos para los demás.Este sistema puede haber evolucionado para ayudar a las personas a evitar el rechazo social que, durante la mayor parte de la evolución humana, habría comprometido enormemente la capacidad de la gente para sobrevivir y reproducirse. Cuando las personas hacen cosas aparentemente motivadas por la mejora de su autoestima, suelen hacer cosas que los hagan más aceptables para los demás.


4 .- ¿En qué sentido es el hombre un animal social? ¿Cómo resolver la tensión fundamental entre nuestra individualidad y las tendencias de grupo?


Fundamentalmente, los seres humanos evolucionaron como animales sociales porque no podían sobrevivir y prosperar por sí mismos durante la historia evolutiva. Los seres humanos son animales relativamente indefensos, sin colmillos, garras, fuerza bruta, o velocidad, y unos seres humanos así de solitarios en la sabana africana (donde acaeció la mayor parte de la evolución) habrían sido incapaces de sobrevivir y reproducirse. Sin embargo, mediante la formación de relaciones de apoyo y viviendo en grupos, las personas podían confiar unas en otras para protegerse, compartir alimentos, y sacar adelante a la descendencia, y muchos aspectos de la naturaleza humana evolucionaron porque hicieron posible la vida en sociedad. Por supuesto, vivir en grupo también tiene desventajas. La gente tendrá conflictos, podrá ser dominada o engañada por otros miembros del grupo, podrán cogerse enfermedades de los demás, y así sucesivamente. Así, las personas deben encontrar un equilibrio entre las ventajas y las desventajas de vivir en grupo, y la evolución también ayudó un poco en ese sentido. Pero siempre habrá una tensión porque la gente puede ser tanto ayudada como herida por los demás.


5 .- ¿Qué importancia tienen en su opinión, las contribuciones de la sociobiología, la etología humana y la psicología evolucionista para comprender la naturaleza de nuestra mente y nuestro comportamiento?


Excepcionalmente importantes. Durante la mayor parte de la evolución humana (alrededor de 6 millones de años desde que compartimos un ancestro común con los chimpancés), vivimos como animales sin sociedades, culturas, o la moderna autoconciencia, y la naturaleza humana fue formada por la evolución para promover la supervivencia y la reproducción. Sólo en los últimos 40-60,000 años hemos tenido cultura, y sólo en los últimos 10.000 años hemos tenido agricultura y comunidades sedentarias. Así que, como muchos autores han señalado, estamos viviendo en las condiciones modernas con el mismo cerebro, esencialmente, que el de quienes vivieron en la edad de piedra. Por supuesto, hemos creado unas condiciones de vida muy diferentes de aquellas bajo las cuales los seres humanos evolucionaron, pero nuestra naturaleza es fundamentalmente la misma, así que para entender el comportamiento humano plenamente, debemos considerar nuestra naturaleza evolucionada. La cultura ha creado muchos cambios en el comportamiento humano, pero aquellos se han añadido a nuestra naturaleza biológica básica. Los seres humanos son muy buenos aprendiendo y adaptándose a partir de la experiencia, y hemos creado algunas innovaciones culturales notables, pero seguimos siendo producto de nuestro pasado evolutivo.


6 .- ¿Cuáles son los principales métodos de investigación de la conducta humana?


En realidad, hay demasiados para describirlos. Los científicos del comportamiento se basan en una amplia variedad de métodos para estudiar las bases fisiológicas y neurológicas del comportamiento, del desarrollo psicológico, del pensamiento y de la toma de decisiones (cognición), de las emociones, las interacciones sociales, las influencias culturales, y así sucesivamente. No sabría por dónde empezar a describir todos estos métodos


7 .- ¿En qué está trabajando ahora?


Varias cosas:

(1) Los procesos implicados en cómo la gente maneja las impresiones que tienen los otros de ellos (es decir, la auto-presentación o manejo de la impresión)

(2) Las reacciones emocionales y de comportamiento al rechazo interpersonal


(3) La auto-compasión (el tratarse amablemente a uno mismo cuando las cosas van mal)


(4) Los efectos negativos de la auto-conciencia y la auto-evaluación y la manera de reducirlos.

8 comentarios:

La Solateras dijo...

¡Puf! Manuel, exhausta me he quedado, absolutamente extenuada y agotada.

Voy a empezar otra vez por el principio, a ver si consigo sacar algo en limpio. Me sobrepasan estas reflexiones tan sesudas.

Un besazo

Manuel dijo...

Yo creo que Leary hace una magnífica exposición antropológica de la evolución social del pensamiento humano. De esta conferencia me han llamado mucho la atención algunos puntos:

1. La adquisición de la conciencia del YO y del Nosotros en función del Yo
2. La consecuencia de los actos en el ser social frente a la posibilidad de un comportamiento intuitivo.
3. La infelicidad generada por el pensamiento pasado y futuro, siendo este pensamiento, precisamente, el precio de la evolución.
4. La necesidad humana tanto de proyección hacia el futuro, como — sobre todo, para mí — de “mejorar” su imagen frente a los demás miembros de la especie, adornándose para generar impresiones concretas en los otros.
5. El concepto de la “autoestima”, no como reacción interna frente al medio, sino como adaptación para resultar más aceptable para los demás.
6. La “negociación” entre el conflicto del agrupamiento, que nos hace ganar seguridad, y la agresión por parte de los semejantes, que nos puede hacer vulnerables.
7. Seguimos siendo productos de nuestro pasado evolutivo. Pese a los cambios y la adaptación, el ser humano es básicamente el que evolucionó hasta la Edad de Piedra.

Y, bueno, acepto que el artículo es denso, pero me ha parecido más que interesante la reflexión que puede hacerse en torno a él.

Nada, Ana, relájate y disfruta. Un beso.

Emilio Porta dijo...

Esto que acabo de leer a conciencia - nunca mejor dicho - es, sinceramente, de lo más importante que se ha publicado en la Blogsfera. Ya sabes lo que me gustan los temas en profundidad y la posibilidad de aprender y, sobre todo, lo que me gustan las reflexiones y el pensamiento. Aquí hay mucho de todo eso...y mucha tela que cortar. He regresado momentáneamiente de mi retiro "monástico" para, en el calor del verano, hacer una inmersión en tu página y darme cuenta de que, de vez en cuando, en este grupo se pone algo más que muestras de ese "ego" que, al parecer, es consustancial con nuestra esencia humana. Me ha venido muy bien la lectura, y me vendrá mejor todavia la asimilación y las derivaciones que podamos sacar de todo esto que, da para tanto que te rogaría que lo dejaras un tiempo para que podamos incurrir y discurrir en y por las calles tuyas y de Leary. Entiendo que acabas de hacer un importante servicio a la inteligencia de tus compañeros permitiéndonos que la agudicemos a partir de esta entrada. Es, además, uno de mis temas favoritos, como sabes, el de la conciencia, la autoconciencia y el de los elementos esenciales que nos llevan a la afirmación como individuos y como colectivo. Si, el "egocentrismo" , como cualquier ismo, es un mal. Porque mientras el yo es necesario como afirmación del individuo y elemento definitorio de la conducta, la reiteración enfermiza del "ego" como necesidad de reconocimiento es un elemento de sufrimiento personal porque pone en los otros nuestra capacidad de ser y estar y ello lleva a una frustración casi permanente. La sociabilidad debe ayudarnos a "encontrar" en los otros y de paso encontramos en nosotros mismos no a señalarles a los demás nuestra importancia, cosa, no sólo innecesaria, sino cargante a veces y ridícula casi siempre.

Hay una frase que tengo en mi archivo personal y que me parece buena para terminar este comentario: "Lo importante no es que el mundo sepa quienes somos...sino que nosotros sepamos qué es el mundo".
Gracias, Manuel. No esperaba yo, en plena canícula, un regalo de esta índole.

Anónimo dijo...

Cuando te fuistes,alguien trasnochado,cantó esa canción.."no hace falta que te diga..que me muero por tener algo contigo..
y pensé que no era justo que yo pensara en usted pero a la vez inevitable...
La camarera...de Machin.

Rosa dijo...

Si es que cariño, esto no se hace… en pleno desorden vacacional, vas tú y quieres ponernos a pensar. Creo que me voy a quedar con “mi-me-conmigo” por el momento y como Solateras, volveré a leerlo mirando al mar, con un tinto de verano, a ver si ambos me iluminan.

Un beso.

PD. Ya sabes que yo también me muero por tener algo contigo, pero no me lo cantó nadie... miaquetengomalasuerte, ¡jopé!

Jesús Arroyo dijo...

Pues...
YO lo leo, YO lo pienso y YO no saco mucho en claro. Será porque YO tengo mucho calor o porque YO sigo con espíritu vacacional o porque YO me vuelvo a largar o...
El tema está claro; ccn tu permiso, amigo Manuel, YO me lo reservo y a MI vuelta.. ¡ya veremos!
Abrazotes.

TERTULIANA dijo...

http://iiiencuentropoesiaenred.blogspot.com/
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Anónimo dijo...

¡Por Dios , Manué !Nos has dejado el cuaderno Santillana para el verano!!!Sólo empezar a leer y la vista se me cruza; mi cerebro se nubla y mis entendederas se cierran .¡ Esto es dermasié para una pobre mujé que sólo quiere ser un ama de casa con lecturas agradables !! Por favor , no me sea vaguito y empiece a escribir que ya pasó más de un mes .Rosella