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viernes, 25 de marzo de 2011

MI CALLE


Mi calle
es preludio de todas las tormentas.
¿Cómo hacer el verso que habite
la densa calma de tu noche
y, sin manchar los callejones,
recorrerte a ciegas las esquinas?

¿Y cómo desoír su canto fatigado?

Mi calle,
cuna de todos los colores,
sabido laberinto tantos años.
¿Cómo dejarte sola, amiga,
cómplice de tantas soledades?

Regreso, con cicatrices recientes,
al lugar de la vida,
foro incansable de extravíos,
club de selectos desahuciados.

Y en la mesa de tantas horas,
reaprendo las páginas oídas
- u otras -.
Leo ojos,
abrigo un viento helado.

Mi voz baja me piensa el instante
cuando ingenua, sin espejos,
llora:
................¡cómo han cambiado!

11 comentarios:

Jesús Arroyo dijo...

¡Eh! señor, como me gusta eso de leer ojos.
NOs vemos en unas horas.

Laura Caro Pardo dijo...

Donde hay un poeta, hay poesía.
Y las calles, que son historia de historias, son tan inspiradoras...
Un abrazo grandote.

Alejandro Pérez García dijo...

Me encanta tu calle, Manuel; esa calle habitada por tí, con la sonrisa permanente a medio hacer (digo la permanente, cuando los demás vamos tan serios), en el fragor de todas las tormentas, armonizando colores, vidas, sentimientos, personajes que no paran ni descansan a la hora de ofrecer historias, imágenes vivas con capacidad para cobrar nitidez en las mentes mortecinas.

Un abrazo, amigo.

Alex

Nines Díaz Molinero dijo...

"Regreso, con cicatrices recientes,
al lugar de la vida,
foro incansable de extravíos,
club de selectos desahuciados..."

Felicidades Manuel, es un buenísimo poema de principio a fin. Me ha encantado.

Un beso

Arena dijo...

algunos lugares permanecen en un rincón de nuestro corazón para siempre

saludos

este es mi blog

http://floreseneldesierto.blogspot.com/

Emilio Porta dijo...

¿Cicatrices? Quien no las tiene...veo que esa estrofa ha causado impacto...a mi también...espero que sólo sean unas pequeñas "cuerdas" que, al vibrar, conforman el aspecto de surcos en el alma. Por lo demás, en esta calle, se albergan muchas cosas, Manuel. No se si es hora o no de pasearnos a cuerpo, como cantaba Paco Ibañez, pero es hora de aceptar que no podemos todo. O quizás si. Quizás podamos. Un abrazo.
(Es curioso como el poema se independiza del autor...quizás sea ese el gran valor de la Literatura. No apropiarnos de la mente del escritor...sino hacer nuestras sus palabras e incidir en nuestra realidad con ellas. El valor de sugerir...tan importante en las Letras...y en el Arte)

Mila Aumente dijo...

"Mi calle, cuna de todos los colores, sabido laberinto tantos años, ¿Cómo dejarte sola, amiga, cómplice de tantas soledades?

Querido Manuel, la calle de nuestra de vida nunca estará sola, porque en nuestra memoria quedarán grabados, para siempre, todos nuestros pasos por ella.

Un poema muy emocionante; de esos que me llegan al corazón.

Un besito.

Pd. Nos vemos el día siete de Abril, en Libertad.

Manuel dijo...

Queridos amigos: a este poema creo que le pegaba la música que ahora la he puesto: Volver...

Porque es un poema escrito en un momento en el que volví. Volví a mi barrio, a mi calle, a las cosas que había dejado y jamás olvidé.

¡Y había cambiado todo tanto!. Pero mi barrio, mi calle, estaban ahí, esperando, como siempre.

Gracias a todos por acompañarme en este paseo nostálgico.

Besos generosamente repartidos.

Santiago Solano dijo...

Manuel, ¿estás seguro que esta calle es la tuya?
Porque hay en estos versos algo de verdad que ya he escuchado en otros, algo así como algo común, lleno de cercanía y latido.

Un abrazo.

Manuel dijo...

¡Y pobre del que no tenga en su haber, querido Santiago, una calle que recordar, que contar, que vivir!.

Los ecos de nuestras vidas resuenan en sus paredes, ¿verdad?.

Gracias por estar. Un abrazo.

Rosa dijo...

Mi chico favorito y sin decirla ná de este poema que me recuerda a uno que leí alguna vez y sin embargo suena tan distinto que me parece otro, aunque el placer de leerlo, no ha cambiado.

Me gusta mucho cielo. El recorrido de sus imágenes deja un pequeño nudo en el trocito de estómago que evoca el pasado.

Un beso, tardío, pero sincero