Para verme, en ocasiones, necesito
un acto vehemente de conciencia
solidaria.
No me sirve cualquier plano,
no me ayudan los reflejos que me
brindan los amigos.
Las pantallas que utilizo
están al fondo de un vaso, mezcladas
con hielo;
o en medio de la niebla de un bar
ardiendo en la pupila de alguna
camarera.
Es allí donde la arruga de mi frente
se me esconde carne adentro y la luz
es tan amable
que no hace acto de presencia entre
las canas.
Solo hay una voz que invita al
desaliento,
no hay obstáculo que se alce
entre mi otoño y su tersura.
No hay espacio que se frene a mi
presbicia
ni manera de explicarme en esos ojos.
Es el sobresalto
que me ciñe desde el vientre hasta el
gaznate,
dura unos minutos trasgrediendo la
rutina
y luego se aleja poco a poco
sin sorpresas, entendiendo
que hay caricias que te esperan
hasta la siguiente copa.
28 comentarios:
Esto, amigo mío, es para dejarlo sobre la tapa del escritorio, y al abrirlo a diario, repasar palabra por palabra:
"Es allí donde la arruga de mi frente / se me esconde carne adentro..."
Abrazotes sioux.
¿Sabes por qué te pasan esas cosas? Porque te falta mucho para entrar en el otoño.
No vayas de viejo verde, que no, que a mí no me engañas.
Besos
Uno se acompaña de lo que desea, Manuel, pero no he visto mejor modo de acompañarse que de los sueños. A ti, pese al aparente escepticismo que da la inteligencia, te quedan muchos por cumplir, al menos algunos. Y en ello estás. Como escritor y ser humano. La soledad, a veces, y la conciencia solidaria no están reñidas. Tampoco los encuentros, ni la memoria. Esa memoria que vamos construyendo día a día, que nos sirve para anotar la vida, nuestra y de los otros y para asentar, en acto y escritura, nuestra identidad y nuestro modo de ser y estar. Solos y en compañía de otros. Un fuerte abrazo.
Que manera de tratar a la vida sin engaños. Que manera de decirlo en poesía. Espléndido poema, Manuel. Enhorabuena.
Un abrazzo fuerte.
Oh, Manuel: cual "hombre sentado al piano", aunque tú no lo tengas tan crudo. Me gusta, me gusta. Besotes
Para vernos, en ocasiones, simplemente necesitamos mirarnos y.. no es tanfácil.Tú te has mirado y has plasmado lo que queda impreso en tu retina con palabras.. Enhorabuena, crudo e impactante.
Un abrazo, compañero.
Efectivamente, este es tu territorio. Lo conoces como la palma de tu vaso.
Un abrazo
Amoor!!
Estoy con Luismi, es tu territorio y por eso me sabe tan bien, y por eso lo siento algo mio, ya sabes que comparto "la maldición de los bares de copas" como dijo Sabina y parafrasea tu hermano (mi padre) siempre, jaja.
Pero también estoy con Ana, no dejo que te creas viejo (verde no eres), asi que ponte las pilas, aun te queda tema. Esos últimos versos que caen poco a poco son un bonito final.
Un beso enorme, sigo siendo faaan!! ajjaja
Y no sabes lo contento que estoy, querido Jesús, de ser cada día (si cabe) mas Sioux...
esto es lo que hay.
Que no, ana, que no... Anoche ya me convenció Rosa de que el poema no se entiende. Me rindo!.
Yo te lo explico entre gin-tonic y Ballantines.
Un beso.
Gracias, Emilio. Usted si que sabe!.
La verdad es que ese "acto de conciencia solidaria" a veces, es un tanto onanista. Pero solo en esos momentos en los que todo lo que te rodea llega a superarte y te retiras, por un rato, al desierto.
Gracias, Nines. eres un sol. Procuro tratar bien a la vida en un vano intento de que sea corresponsable y me trate ella a mi de igual manera.
Pero, habitualmente, no hay manera.
Un beso.
Ya quisisera yo saber tocar el piano, Ángeles. De momento me conformo con la guitarra y un poco de imaginación.
Si, Carmen, y trato de verme a mi mismo en esos espejos amables que la vida me regala de vez en cuando.
Para los deformados, siempre hay tiempo.
Un beso.
Luismi, me llevó una vida entera conocer mi territorio. Pero no creas, todavía tiene rincones poco conocidos.
Gracias por tu visita, amigo.
Y mi pobre hermano con "las carnes abiertas" por esa maldición de los bares de copas...
Mi niña, si es que los genes mandan, como decía Zuñi: ¡ya lo creo!.
Un beso.
Mi querido amigo y algo más, a veces hacer terapia es necesario para no olvidar nuestros orígenes y así enfrentarnos al presente que a veces duele; aunque es cierto que la presbicia nos impide ver las cosas a través de un cristal que antes no existía, de la misma manera que lo hacíamos en otro tiempo sin escondernos tras las gafas. ¿O no se trataba de eso?...
¡Oh dios mío! me rindo (jajaja!).
De todas formas me gusta y mucho.
Besitos sin cristal
Mi querida amiga, y algo más:
Después de nuestra última conversación, sabiendo ya que mi poesía es oscura y muy poco entendible, ¿crees que debiera hacer aqui, en esta misma página, una declaración de intenciones poéticas, en la que aclare el sentido de afirmaciones tan oscuras como que a veces necesito cosas simples para centrarme?. ¿debo aclarar que un par de copas y una charla intrascendente a veces me reconcilia conmigo mismo?. deberé decir que hay ocasiones en las que agradezco en el alma poder quitarme las gafas, porque la distancia a la que miro las hace inútiles?.
Yo lo aclaro si es preciso.
Pero siempre has de saber que todo esto, sin tí, no sería posible.
Muy buena reflexión Manuel!!
Hace poco leí un articulo que decía, entre otras cosas "uno se parece más a como lo ven los demás a como se ve a si mismo". Y yo te veo como, un amigo de sus amigos, mejor persona, que siempre tiene una palabra amable o un abrazo.
Y como cuesta aptar que el otoño esta entrando por la puerta, cuando todavía queda tanto por hacer....
Besossssss
Jo, Manuel, no es muy buena la imagen que te reflejan el fondo de los vasos... cambia de bar o de bebida; la verdad que no estás muy favorecido! jejeje.
Las caricias, sí; siempre bienvenidas.
Un fuerte abrazo.
Querida Nunci: A mi otoño le quedan muchas primaveras por vivir. No tendrá más remeio que esperar para hacerse dueño de la situación, si es que algún día lo consigue.
Por lo demás, el poema solo pretende darme un respiro en la fatiga del día a día.
Un beso.
Jorge, si el Whisky es bueno y el hielo no tiene demasiados conservantes, ¡estamos salvados!.
Prefiero mirarme en esos espejos antes que en esos otros, deformantes, que me proporcionan ciertas palmadas en la espalda.
Un abrazo, buen amigo.
Te comprendo Manuel. Posiblemente no tendrá nada que ver lo que tú has querido decir con la reflexión que ha conseguido de mi tu poema, partiendo del verso "no me ayudan los reflejos que me brindan los amigos". ¡Qué interesante! A todos nos llegan reflejos de los amigos que ponen guapo nuestro físico, generoso nuestro comportamiento y brillante nuestro quehacer. Suele ser frecuente ¿verdad? Hay que agradecerlo, porque viene expresado desde el cariño, pero también debemos acogerlo con una reserva discreta y, a la vez, realista. Bastará vernos a nosotros mismos, en el recogimiento íntimo. Entraremos en esa arruga que quizá otros no ven, y hurgando en ella nos convenceremos de que las cualidades atribuidas están a medio camino entre el ser y la etiqueta. Nadie, como uno mismo, sabe donde está. Es difícil, pero cuando uno se ubica la madurez está cerca y el suelo también. Interesante lo que dices, para soñar y para andar por casa.
Perdona, Manuel. Sé que mis palabras no tienen nada de poesía, pero sirvan para agradecer la invitación de tu poema a pensar en algo diferente.
Un abrazo.
¡¡Pero que bien escribes, Manuel!!
Un beso.
Los espejos siempre me llaman como los cantos de sirena, como el de esa camarera que sin serlo se convierte por un momento en espejo necesario para alentar, quizá esa arruga que se esconde carne adentro.
He de decirte Manuel, que he disfrutado este poema, su profundidad hecha en versos de esos que pueden tocarse en cada sílaba.
Un placer leerte y gracias siempre por tu aliento.
Un abrazo.
Siempre gracias a ti, Alex. Un abrazo.
Y gracias a ti, querida Carmen, por leerme con tan buen criterio. En efecto, mi camarera en este caso es justamente lo que tú has visto.
Un beso.
Y tu que grande eres, Mila!!!
Publicar un comentario