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sábado, 25 de junio de 2011

Pecados que se sienten veniales


Me he muerto tantas veces en mi vida
he llegado tarde a tantos sitios
como colillas guarda el cenicero.

Me he quedado vacío, en la basura,
cada vez que me colma la pereza.
Cada vez
que las cuentas por columna no me salen
y se pinta de rojo algún signo si me miras.

He nombrado
los pecados capitales que adornan
los antros que frecuento.
De todos he comido con lujuria,
sin ser avaricioso.
Nunca olvidé dejar propina
en la mano crispada para un pulso.

Ni una canción
tendida como un puente entre los sueños.
Porque siempre hay princesas
que vagan a las cuatro sin dormir
buscando una caricia de acogida.

Temprano me acostumbro a llegar tarde
a todos estos actos.

12 comentarios:

Jesús Arroyo dijo...

"que las cuentas por columna no me salen
y se pinta de rojo algún signo si me miras"

Manuel, eres grande.

carmen jiménez dijo...

Pues tal cual empieza un poema mío. Es lo bueno que tiene morirse muchas veces...En alguna de las vidas aprendemos a mirar con otros ojos. En esta te ha quedado una preciosa mirada.
Chapó!
Feliz verano.

Pilar dijo...

Aaah!!fan total de este poema y de ti!! Y lo sabes, harás un día la colección de "perdidos en la noche"o algún titulo similar??me la compraré por duplicado.
Esta noche mastico tu poema entre lengua española y pensamientos extraños.
Un beso ;)

La Solateras dijo...

Muy bueno, Manuel.
Sigue pecando así.

Un beso

Enrique Gracia Trinidad dijo...

Curioso poema con referencias tipo generación beat o música country.
Enhorabuena
Enrique

Manuel dijo...

Querido Jesús, ya se que andas de vacaciones, pero te dejo mi abrazo agradecido. Pásalo muy bien.

¡Cuanta razón tienes, Mª Carmen!: lo importante que es aprender a mirar con otros ojos. A mi me gustan eso con los que tu escribes los días. Un beso.

Nadas, Pilar, me pongo manos a lo obra, aunque ,i libro llevaba otro título. si es por tí estoy dispuesto a cambiarlo.
un beso, querida fan.

Gracias por tu palabra, Ana. Seguiremos esperando con ansiedad ese libro tuyo, que esto parece un aprto muy prolongado.

Querido maestro, no se si sentiirme halagado por lo beat y todo eso. Siempre es un placer verte por este rincón.

Rosa dijo...

Me cuesta sentir veniales estos pecados cielo; suenan tan bien, que son difícilmente perdonables.

Ya sabes que me encantó este poema y verlo colgado al fin en el blog aún más.

Besitos que no se acostumbran nunca a llegar tarde.

Emilio Porta dijo...

Parece como si el verano hubiera llegado como un necesario tiempo de purificación, Manuel. Este poema es uno de los escritos más profundos e importantes que te he leído, y te he leido mucho. Me llega tan dentro, me parece tan especial, tan creador de rabia y energía, también de una cierta indulgencia y comprensión, y, sobre todo, es tan bello, tan exacto...que solo puedo llevármelo conmigo estos días en que, yo también, voy a intentar purificar un poco mis referencias. Con mi profunda amistad y cariño.

Mari Carmen Azkona dijo...

“Pecados que se sientes veniales”...porque yo no diría que son pecados sino pequeñas imperfecciones que todos atesoramos y de los que algunos, como has hecho tú Manuel, son conscientes de tenerlos.

Es un magnífico poema que sirve para revisar nuestras propias actitudes. Todos llevamos un ángel y un demonio dentro...No lo olvidemos.

Enhorabuena, Manuel, vas acumulando grandes textos para el próximo ciclo de poesía en sidecar. Va a ser un lujo.

Besos y un fuerte abrazo.

Manuel dijo...

Rosa, yo casi siempre peco contigo, que no contra tí.

Gracias por tu paciencia y tu buen juicio en cada noche que me escuchas las paridas. Sin tí seguro que saldrían hechas un desastre.

Beso mientras te espero.

Manuel dijo...

Querido Emilio: espero que aunque te lleves mi poema de vacaciones, no te pierdas del todo. Ya sabes que te necesitamos.

Y espero tambien, que cada uno de nuestros pecados, sean solo veniales.

Ya sabes que te quiero, aunque a veces no te entienda.

Manuel dijo...

Querida MªCarmen: espero ese próximo ciclo con ilusión. Y, mientras, siento y escribo.

Lo que más deseo es que algún Jueves, con un calendario equivocado, lo hagas viernes por la tarde y te dejes caer sobre Madrid para poder abrazarte, por fín.

Un beso en la espera de ese sueño.