
¡Pesa el olvido!.
La resaca arroja dedos envueltos
en algas silenciosas.
Y, a veces,
solo silencios para una caricia.
Y tantas otras
nada.
La mirada de selva
escapa entre barrotes de agua:
jaula de luz
contra la ceguera del miedo.
Hay días
en que tu rostro asoma entre las dudas,
como un amanecer nublado.
en que tu rostro asoma entre las dudas,
como un amanecer nublado.
Y lloro mansamente.
Cuando se va la niebla,
entre silencios,
entre silencios,
mis manos remiendan tus noches de angustia.
Es entonces cuando te escribo.
3 comentarios:
muy hermoso, Manuel. No dejes de escribir, tus poemas están llenos de imágenes. marina
no dejes de escribir amor
Pesa el recuerdo de tantas noches de silencios engendrados
en el útero del mar;
de caricias rescatadas en las cenizas del miedo.
Quien sabe si entonces tu niebla empañó mi angustia....
y ya no pude leerte
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