
Acodada en la barra de la angustia
comenta la jugada una luciérnaga.
“Cada día la noche es menos noche:
ya no brillamos igual que antes
ni nada”.
Recuerda
que alguna vez tropezó con un beso.
Y cuenta que se electrizó al contemplarlo,
que parecía de verdad.
Por un segundo
se abre un resplandor de luciérnagas
enamoradas de su oficio.
Y sueña la magia del beso
exactamente
un segundo antes de apagarse.
1 comentario:
Me encanta "tu luciernaga", ya tenía ganas de leerte, muchas.
Sigo contigo, lo sabes.
Un beso con energías renovadas...
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